La miopía puede afectar tanto a niños como a adultos, se diagnostica con frecuencia en chicos de entre 8 y 12 años, y, generalmente, empeora durante la adolescencia. Luego, entre los 20 y los 40 años, es menos usual que progrese. Las personas con antecedentes familiares son más propensas a padecerla. Existe una carga hereditaria que podrá predisponer, sobre todo, a las miopías altas.